domingo, 10 de mayo de 2020

Para la espera / Cuando despierte


Luego de que se diera a conocer el lanzamiento del nuevo disco de Silvio para el próximo 12 de junio, se desató una polémica en las redes sociales (particularmente en Facebook) acerca de la portada del disco virtual llamado "Para la espera", en el que sin duda existe un metalenguaje implícito (o quizás explícito, para algunos). Lo primero que se pudiera interpretar es una imagen de luto, el color negro está presente en casi toda la portada, y el rojo y el marrón claro de la guitarra.



Hay que destacar que en la ficha técnica, se reseña que este material fonográfico está dedicado a amigos del trovador que han fallecido en los primeros cuatro meses de este 2020 (entre ellos, Luis Eduardo Aute, Óscar Chávez, Juan Carlos Padrón y el luthiers Marcos Mundstock), quienes partieron en una realidad mundial en la que es prácticamente imposible acompañarlos a su siembra, por las razones conocidas.

Lo cierto del caso es que apenas supe del lanzamiento y su portada, pocos minutos después se me vino a la mente esta canción inédita (Cuando despierte) a la que siempre le he tenido un poco de grima, aunque siempre siempre me ha gustado oír y leer (por ese tema de la muerte que ronda en mi cabeza a la hora de escribir alguna canción o poema que me surja).

Desde que la conocí (entre el 2000 al 2005, no recuerdo con exactitud) me he dicho que cuando la grabe el maestro en algún disco, podría ser el indicio que nos haga pensar en que estaría llegando el momento de decir "hasta aquí llego yo"... Mientras tanto, digo ¡zapegato!

CUANDO DESPIERTE
Anoche he soñado que estaba en mi entierro
hablando con todos, y estaban contentos
como el ruido de un tren.

Estaban pegados en el firmamento
mis veinte esqueletos hinchados de aire
como el ruido de un tren.

Y en su lugar, posado,
mi ataúd se abrió como riendo.
Adentro estaba el día que nací
y un busto de Vallejo.

Bajo el teléfono de mi madre
había un sol de esos que hacen los niños.
Y los fieles amigos estaban allí,
y los viejos amores estaban allí,
y mis abuelos muertos estaban allí,
y mis botas de tela estaban allí.

Cuando levantaron mis tablas del suelo
crujieron con timbre de polvo del trillo
en un día sin llover.
Y yo en un extremo alcé más la caja
ya casi dormido por toda la noche
bostezando el café.

La calle estaba clara como ayer
sin el menor calor.
Nadie volvió la cara para ver
cuando pasaba yo.

Volví después a casa, me acosté
y soñé el día de hoy.
Y en el sueño soñaba
escribir la canción.
Y en el sueño soñaba
este día de ayer.
Pero no he despertado
y tuve que hacer
de ese sueño esta vida,
hasta despertar


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