jueves, 14 de julio de 2011

OLIVIA: BIENVENIDA HIJA



La piel de mi niña
huele a caramelo
y al mango dulcito
que se da en mi pueblo

La piel de mi niña
es mi propia piel
solo que en la vida
hay sudores viejos

Mi piel chamuscada
ardida en deseos
y la piel de mi niña
huele a caramelo

Si hay que hacer la guerra
la guerra se hará
para ver los niños
felices jugar

y a la gente vieja
hablar de la paz
que después la guerra
estará demás
que después la guerra
estará demás.

pirulí, giraluna
pirulí, pirulero
que la piel de mi niña
huele a caramelo
dormite mi niña
despierten los viejos
busquen la alborada
por un mundo nuevo

pirulí, giraluna
por la misma tierra
pirulí, pirulero
por el mismo cielo

la piel de mi niña
es piel de mi pueblo
es mi propia piel
y del pueblo vengo

con sus niños viejos
sus niños obreros
sin un solo mango
sin un caramelo
sin un solo mango
sin un caramelo

pirulí, giraluna
pirulí, pirulero
que la piel de mi niña
huele a caramelo
despierten los niños
despierten los viejos
corral la alborada
por un mundo nuevo

es bravo Tío Tigre
pero Tío Conejo
dará a cada niño
un lindo lucero
y también mango
y un caramelo
pirulí, giraluna
pirulí, pirulero
que la piel de mi niña
huele a caramelo
pirulí, giraluna
por la misma tierra
pirulí, pirulero
bajo el mismo cielo.

ALÍ PRIMERA


Gracias a Silvio Rodríguez, desde lo más profundo de mi sentir y de mi corazón,
porque (por quien es) nos ha enseñado que 
"SÓLO EL AMOR ENGENDRA LA MARAVILLA, 
SÓLO EL AMOR CONVIERTE EN MILAGRO EL BARRO" 

Y él -sin sospecharlo ni proponérselo- dejó en Lauren y en mí una
 semillita de amor que hoy nació.

Olivia
Olivia despertó por la mañana, como suele hacer la gente: más o menos con el sol. Era un sábado más en su ventana, era otra invitación para la suerte, era otra semejanza del amor con que trenzaba hijas y calor con la soledad. Era la soledad. Salía el sol. Olivia en su península poblada por la lentitud del día, por el tiempo sin hacer, sobre su condición iba clavada como una diosa de la luna fría que las estrellas quiere conocer. Y dio una piedra errante de comer con su soledad. Era la soledad. Y vio llover. Olivia no sabía que la noche tiende puentes de aguacero para llegar a su umbral. Olivia no sabía que hay un coche  y un precipicio al borde del cochero. Y oyó decir que un astro hinchaba el mar  y salió de su isla a caminar sin la soledad. Era la soledad. Oyó cantar.
(1971)


 

Johán Misler