lunes, 10 de octubre de 2011

EL DÍA EN QUE VOY A PARTIR VS PRUEBAS DE FUEGO

 Esta noche -ya madrugada- mientras se incrementan los minutos, también lo vienen haciendo las ansias de saber que no amaneceré junto a sus miradas y sonrisas multicolor (de ésas que le inyectan a alguien un brillo de ojos profundo al resto del día). 

 

El sábado, cuando ya era inevitable el viaje y mientras te cantábamos tus veintiocho acordes de vida, me vino a la mente esa canción que Silvio hizo un día antes de enrumbarse en su intenso y productivo Periplo

 

 Más abajito colocaré lo que se me deslizó desde la mente a los dedos, imagen que guardé desde que las vi partir hasta que logré enlazar ideas y palabras.


El día en que voy a partir


No te muevas.
Quiero conservar este instante así:
tú junto a la ventana, como a contraluz,
echada en el lecho, queriendo mirar*
los ojos profundos del sol
detrás de tu cuerpo feliz,
desnudo, desnudo. Y ya es
el día en que voy a partir.

No te muevas,
si puede estar quieta la felicidad,
si puede volverse de piedra el amor.
Convierte en estatuas los días y el mar.
Quizás te comprenda mejor.**
O al menos conforme ya esté
repleto de piedras, sin sed,
el día en que voy a partir.

No te muevas
y dime si es hora de irse a dormir.
Mañana me espera un sabor de mujer.***
Lo tengo guardado en los ojos. Y sé****
que un beso muy frío será,
el beso que no me darás,
las noches, los días después
del día en que voy a partir.



Versión según el disco “El hombre de Maisinicú”. En “Érase que se era” Silvio hace las siguientes modificaciones:

* yo echado en el lecho, queriendo mirar
** Quizás me comprenda mejor
*** Temprano me espera un sabor de mujer
**** Lo llevo guardado en los ojos. Y sé
(1969)








PRUEBAS DE FUEGO

Las pruebas de fuego
se presentan como balas en guerra
impulsadas por el pensamiento
de imaginar tu sonrisa 
que provoca mi llanto enseguida.

Es la ausente mirada transgresora
de una niña al partir de su patria
envuelta en el  fular de su madre
que palpita al volar sobre algodón.

Son pruebas que arden las mañanas
con su sediento calor en la garganta
que emite el sonido del pájaro
que apunta su pico al sol montaraz.

Son palabras flamígeras al viento
como queriendo escuchar ya llegué
ante la vida infinita de un hombre
que cruza el tizón del amor.

JDMC
OCT11

2 comentarios:

natty dijo...

hermosa entrada....sufrí con tu partida. Pero nada es para siempre y a veces las pruebas de fuego nos hacen fuertes. Un abrazo, juglar!!!

Juglar Rojo dijo...

Hasta diciembre sufiré este ardor provocado por ese fuego.

Abrazos, zamorana