Caminando por el Bulevar de Sabana Grande en estos días, he visto cómo la gente gasta (o invierte) su dinerito; su aguinaldo, su quincena (o qué sé yo) derrochando entre gustos y placeres a diestra y siniestra. Muchos buscan los regalitos para sus hijos, otros compran su ropa de estreno para 24 y 31; y algunos otros que les pica sus manos y van en busca de lo más irrisorio y necesidades creadas, tales como celulares de última moda, y otros artefactos de no primera necesidad... En fin, se vuelven instrumentos del Dios Consumo.
Vivir en un país que está dentro de una transición hacia el socialismo y a la vez está sujeto dentro de una sociedad de consumo es poco difícil de definir y aún más entender; pues los vicios dejados por ese Dios Consumo en compatriotas militantes del Proceso Bolivariano ha sido difícil de derrotar.
¿Cómo podríamos alcanzar una sociedad socialista sin McDonald's, sin Pepsi o Coca Cola, sin Direct Tv, sin Polar y tantos otros elementos distorcionantes de una sociedad que busca su emancipación de las transnacionales que nos venden sus espejitos hipnóticos, y sin querer (o queriendo) venimos de incautos y lo aceptamos como hecho normal? Sin saber que detrás de éstos y otros nombres se esconde la aberración de mantenernos subyugados a la ceguera ideológica, al hambre, a la miseria (económica y humana), al egoísmo... al cuánto tienes, cuánto vales.
Son apenas sentimientos, y a la vez, sencillos interrogantes que uno llega a hacerse para tener claro que la lucha es larga y sostenida. Y repitiendo la idea de Alí: Revolución temprano tenemos que hacer, porque mientras más se tarde, más difícil es.
Una canción que va justo en esta época es la escrita por Silvio; y que en esta oportunidad viene cantada a duo con José Feliciano. Versión que me llama la atención y que la comparto con ustedes. Espero la oigan y la disfruten.
Me despido deseándoles una muy
¡FELIZ NAVIDAD ROJA ROJITA... Y COMUNISTA!!!!!!
El fin de año huele a compras,
enhorabuenas y postales
con votos de renovación.
Y yo que sé del otro mundo
que pide vida en los portales,
me doy a hacer una canción.
La gente luce estar de acuerdo,
maravillosamente todo
parece afín al celebrar.
Unos festejan sus millones,
otros la camisita limpia
y hay quien no sabe qué es brindar.
Mi canción no es del cielo,
las estrellas, la luna,
porque a ti te la entrego
que no tienes ninguna.
Mi canción no es tan sólo
de quien pueda escucharla,
porque a veces el sordo
lleva más para amarla.
Tener no es signo de malvado
y no tener tampoco es prueba
de que acompañe la virtud.
Pero el que nace bien parado,
en procurarse lo que anhela
no tiene que invertir salud.
Por eso canto a quien no escucha,
a quien no dejan escucharme,
a quien ya nunca me escuchó,
al que en su cotidiana lucha
me da razones para amarle,
a aquel que nadie le cantó.
(1988)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario