jueves, 14 de febrero de 2008

La Verdad




Últimamente, he venido pensando que la Verdad viene escondida delante de nuestros ojos, y se oculta dentro de nuestro propio inconsciente, jugando como si fuese nuestra forastera amiga inimaginaria o, a veces, como nuestra íntima enemiga irreal, para salir, posteriormente, de su escondite secretamente conocido... y para más ñapa, cuando uno menos se lo imagina.

Cuando eso sucede, pudiera ser que resultase en algo doloroso (según sea el caso) o en algunos otros momentos, pudiera darse a la inversa; es decir, algo lleno de orgullo (también, según sea el caso).

¿Será que cuando oímos decir en la calle: la verdad duele, acaso nos estaremos enfrentando con esa amiga inimaginaria o acaso con esa enemiga irreal?

Nuestras posturas a veces las solemos irrespetar sin percatarnos de ello, al manifestar que pienso en X pero termino haciendo Y, o incluso Z. Quizás pudiera darse el caso en que X tenga matices que conlleven a posturas Y o Z, así como también un axioma tenga excepciones quebrantables... en fin, creo que ni Pitágoras resolvería la ecuación matemático-mental de esta oración.

Desafortunadamente (o afortunadamente, según lo vea cada cual) recurro a una frase de Ricardo Arjona para plasmar este juego de palabras, o palabras en juego, que me desquita el dormir momentáneo: una mentira que ... haga feliz vale más que una verdad que ... amargue la vida.

A muchos les habrá sucedido que por dedicarse a ser honestos, sinceros y llanos en su proceder, apenas se manifiesta una postura que choque con otra antagónica a la propia, enseguida se es ametrallado con perdigones de saliva, que suelen llegar más directo que una mismísima bala de salva... y peor aún es cuando esa saliva esté llena de amor, contaminada por un micro instante de asfalto, cemento y pareceres opuestos.

¿Qué hacer o qué pensar ante esa frase de Silvio Rodríguez: si alguien roba comida y después da la vida? ... ¿ametrallarlo? ¿condenarlo perpetuamente? ¿excomulgarlo? ¿entenderlo?... ¿perdonarlo?

¿Hasta dónde debemos practicar las verdades?

Creo que en ese justo entonces, es cuando uno debe retirarse por un ratico para sentarse a producir pensamientos, mientras se fuma un cigarrito y se toma una tacita'ecafé (quienes le guste hacer esto último), y ver en qué medida puede afectar el tomar posición frente a algo y que no coincida con la posición de otra visión. De allí, históricamente se han derivado las guerras desde los tiempos más remotos, hasta nuestro estoico Siglo XXI, por no saber compartir visiones distintas, aunque muchas veces no diversas. Y a la larga, pueda que se hermanen o emparenten... o familiaricen.

Vuelve Silvio a decir: Siempre que un hombre le pega a otro hombre, no es al cuerpo al que le quiere dar; en ese puño va el odio a una idea, que lo agrede, que lo hace cambiar. Y, precisamente, por esa misma cuestión es cómo surgen los conflictos sin tener la más mínima idea de cómo salir de ellos después, aunque tengamos la solución en las manos

Y a estas horas de la madrugada, cuando se supone que debería estar haciendo una canción, escribiendo un poema, preparando mis clases, estudiando...o en fin, soñando (y durmiendo) con el Amor de mi Vida, estoy jugando, tal vez, a ser mi propio psicoanalista amateur.

Y es que como soy - y defiendo ésa, mi postura, de ser anti-autor, o anti-teórico jejeje para no citar a Freud ni el psicoanalismo u otra cosa relacionada- digo lo que alguna vez, hace unos años, escribí en una de mis canciones: y la Verdad no es en las manos, sino en la Tierra, para afirmar eso mismo: que no existe una verdad absoluta y propia... al menos no la absoluta. Algo así como los sinónimos, que tampoco son absolutos...

jejejeje, ya son casi las cinco de la mañana... y a estas alturas, me pregunto: ¿por qué comencé a escribir esto?

La Verdad... que no sé

JDMC


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