jueves, 10 de mayo de 2012

FELICIDADES SEGUNDA CITA



¡¡¡GRACIAS, SILVIO!!!!
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Dentro de unos minutos hará dos años, gracias a Cecilia Todd  –amiga y bella voz de Venezuela–, que me metí en la Internet a ver un mensaje afectuoso en La Taguara, portal trovadoresco de Darvin Romero Montiel. Allí, como ya he contado, de pronto vi un letrerito que me invitaba a hacer un blog; le hice clic, y henos aquí, al cabo de setecientos treinta días.

Este espacio, que abrí por curiosidad, desde su primera entrada reflejó lo que iba a ser: por un lado gente contenta de que hubiera una forma de comunicación, y por otro los que condicionaban su venia a diversas razones. Los más, llegaban sólo con su optimismo; los menos, ya posicionados. Y Segunda cita, que surgió sin la pretensión de desdeñar a nadie, ha sobrevivido por ser un rincón de la esperanza.

Fuimos y somos parte del mundo real,  el que vivimos, el que hubo siempre, el que quizá sea así mientras nos dure; el mundo peliagudo y hermoso al que, en un acto supremo de ilusión, traemos a nuestros hijos. La única diferencia es que, a esta partecita incorpórea, le llamamos virtual.

Una de las claves de la virtualidad quizá consista en que ocupa menos espacio. Pero esta condición no ha sabido abreviar el tiempo, que sigue siendo el mismo. Por ese inclemente factor, que se extingue en la medida que sucede, estuve pensando –primero– en detener el blog. Pero he llegado a la conclusión de que el blog no soy yo, o que ya no lo soy, aunque lo convocara.

Segunda cita es ustedes-nosotros, cada uno de vuestros-nuestros comentarios, “cada broma, cada enojo o debate pronunciado”, como ha dicho Mimí.

Segunda cita es, o mejor: sigue siendo un ideal. La aspiración a un sitio en el que se concuerde o se discrepe sin hipocresía y con respeto.  Ejemplo Iraida, cubana residente en Miami que nunca dejó de decir lo que pensaba y que jamás ofendió a nadie, a menos que la información rigurosa y el sentido común pudieran ofender.

Nuestros tres primeros meses fueron una etapa de utopía, en la que con cierta obstinación aposté por un éter idílico. Los sabotajes me hicieron ver la necesidad de defendernos, si queríamos tener voz propia. Y, a pesar de la contradicción que implica monitorearlo, el blog ha podido ir generando su propio equilibrio y perfil, sin renunciar a formas de indagación tan saludables y antiguas como la crítica y la autocrítica.

Asumir la responsabilidad inicial para mi ha sido un nuevo aprendizaje. No menos rico que mi periplo con los pescadores o aquella vez que marché a Angola con la ilusión de defenderla del apartheid. Ha habido mucho de fragor en estos dos años, que de virtuales sólo han tenido el nombre.

Cuando empezábamos, uno de los ataques recurrentes era que Segunda cita era excepcional y que los de la isla no teníamos acceso a Internet. La primera red que se hizo en Cuba, hace unos 20 años, fue Infomed, que hoy mantiene enlazados a médicos, hospitales, policlínicos y centros científicos de toda Cuba. La ideó y la construyó, con brillante trabajo, Pedro Urra.

Hoy por hoy, además de otras redes, unos cuantos centros de estudio y universidades cubanas tienen acceso a Internet, a través de WiFi gratuito. Entre ellos, la Escuela Nacional de Arte.

Hace muy poco hubo un primer encuentro de blogueros cubanos, logro que muestra un ciberespacio con nuestra identidad. Es de esperar que la Nación no pare de incrementar las posibilidades de nuestro mundo virtual; también espero que cada vez menos los magnates de la Internet dejen de sacarnos el cartelito de “no se puede porque Ud. vive en un país bloqueado”.

Ojalá se pongan –nos pongamos– las pilas y barramos las sombras de la guerra fría.

Un lema que surgió de la reunión de nuestra blogósfera fue “Blogueros en Revolución”. Por eso a partir de hoy el subtítulo de Segunda cita será: Blog en Evolución.

Montón, pila, brujón, puñao de felicidades a los segundaciter@s, autores y actores de este espacio, victoria de todos y de cada uno.

Felicidades al Zurrón del Aprendiz, que hoy cumple su primer año.

TOMADO DE SEGUNDA CITA

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