domingo, 26 de septiembre de 2010

Domingo Rojo

Hoy domingo 26 de septiembre, hemos tenido una importante jornada electoral, en el que hay mucho por jugarse para seguir impulsando el proyecto de país socialista que hemos decidido escoger.



Con una Asamblea Nacional adversa al Proyecto Bolivariano, el pueblo estaría entrando a un serio retroceso político (y me atrevo a decir que económico y social), ya que el planteamiento opositor-escuálido (golpista) no va simplemente a un "fuera Chávez, vete ya", sino a una cruenta salida y la antítesis de país que nos hemos concebido durante más de una década a cargo del Comandante Chávez.



La estrategia de la oposición es querer conseguir una mayoría dentro del Parlamento y revertir las leyes revolucionarias y su tan acariciada idea de imponer un "Goriletti" y situación vivida en el hermano país hondureño, con un Congreso contrario.



No olvidemos lo sucedido a finales de 2001, cuando fueron aprobadas las 49 leyes habilitantes que provocaron la aceleración del golpe pocos meses después. Y no podemos retar la fortuna que tuvimos un 13 de abril.



Estar atentos y en alerta... Vivir en Revolución implica vivir bajo los latigazos de la contrarrevolución (asquerosa, golpista y traicionera) y nuestro llamado para el día de hoy es mantener nuestro meñique morado y nuestro espíritu e ímpetu revolucionarios encima de la espiral roja-rojita para seguir profundizando nuestro camino al Socialismo necesario para construir, finalmente, nuestra Patria.



REFLEXIONES DEL COMPAÑERO FIDEL


Si yo fuera venezolano





Mañana es un día importante para Venezuela. Están anunciadas las elecciones para escoger a 165 miembros del Parlamento, y alrededor del importante evento se libra una histórica batalla.



Pero a la vez, las noticias sobre el estado del tiempo son desfavorables. Fuertes lluvias están azotando a la tierra que fue la cuna de El Libertador.



Las lluvias excesivas afectan a los pobres más que a nadie. Son los que tienen las viviendas más modestas, viven en los barrios más olvidados históricamente, con difícil acceso, calles malas y menos tránsito. Cuando las aguas invaden sus hogares, todo lo pierden. Ellos no disponen de las viviendas cómodas y seguras de los ricos, sus amplias avenidas y abundantes medios de transporte.



No se trata de una elección presidencial. En las exclusivamente parlamentarias, la población se moviliza poco y suele restarle importancia.



Por lo general, donde el imperialismo domina y la oligarquía oportunista recibe una parte jugosa de los bienes y servicios nacionales, las masas no tienen nada que ganar o perder y, al imperio, no le preocupa un bledo las elecciones. En los Estados Unidos, ni siquiera las elecciones presidenciales movilizan más del 50% de los que tienen derecho a votar.



¿Por qué en cambio, sus enormes recursos mediáticos se vuelcan esta vez contra Venezuela y la someten a un implacable bombardeo de mentiras y calumnias contra el Gobierno Revolucionario Bolivariano?



No intentaré amontonar argumentos para persuadir a un pueblo valiente y digno como el de Venezuela. He visto las movilizaciones populares y el fervor de millones de personas, especialmente de la gente más humilde y combativa, que ha tenido el privilegio de vivir una etapa nueva en la historia de su país, y ha devuelto al pueblo los fabulosos recursos de Venezuela. Ya su Patria no es una nación de analfabetos, donde millones de hombres, mujeres y niños sobrevivían en la extrema pobreza.



No les hablaré de una experiencia que Cuba vivió, de la cual hablan 50 años de resistencia heroica frente al bloqueo y los repugnantes crímenes del Gobierno de Estados Unidos.



Les digo simplemente lo que haría si fuera venezolano.



Me enfrentaría a las lluvias, y no permitiría que el imperio sacara de ellas provecho alguno; lucharía junto a vecinos y familiares para proteger a personas y bienes, pero no dejaría de ir a votar como un deber sagrado: a la hora que sea, antes de que llueva, cuando llueva, o después que llueva, mientras haya un colegio abierto.


Estas elecciones tienen una importancia enorme y el imperio lo sabe: quiere restarle fuerza a la Revolución, limitar su capacidad de lucha, privarla de las dos terceras partes de la Asamblea Nacional para facilitar sus planes contrarrevolucionarios, incrementar su vil campaña mediática y continuar rodeando a Venezuela de bases militares, cercándola cada vez más con las letales armas del narcotráfico internacional y la violencia.



Si existen errores, no renunciaría jamás a la oportunidad que la Revolución ofrece de rectificar y vencer obstáculos.



Si yo fuera venezolano, aún bajo rayos y centellas, lucharía hasta lo imposible para convertir el 26 de septiembre en una gran victoria.



Fidel Castro Ruz
Septiembre 25 de 2010
2 y 17 p.m.


(Tomado de CubaDebate)

Gracias al Comandante Fidel, por tomarse un momento para reflexionar en torno al Proceso Bolivariano y lo que nos estamos jugando en estas elecciones parlamentarias de hoy.




Domingo rojo

(Silvio Rodríguez)

Este domingo es especial domingo,
la vida lo colmó de actividad.
Hoy todos los relojes sonaron a las cinco,
la cuadra es un trajín que viene y va.

Hay sorbos de café en la madrugada
y toses de motores a las seis.
Hay risas y pañuelos antes de la mañana
hay voluntad de hacer amanecer.

Domingo,
que buen pretexto das para cantarte.
Tu luna ha comenzado a saludarme
y parece como si la tierra fértil me esperase
¡oh! domingo.

Domingo,
taller donde el sol puso residencia,
amor que sigue haciendo de herramienta
y ensancha las ventanas y las puertas.

Domingo,
es como si no me quedaran penas,
como si fuera siempre primavera,
como si la sed humana no supiese de fronteras
¡oh! domingo.

Domingo,
verás crecer la vida de mis manos
cuando acaricie el sueño que yo amo
y el tiempo sea un domingo enamorado.

Domingo,
¡Oh! domingo.

(1982)


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