viernes, 1 de mayo de 2009

HAY OCHO CUERDAS (A los Mártires de Chicago de 1886)

El primero de mayo de 1886

El primero de mayo de 1886, Albert Parsons, líder de la organización laboral “Caballeros del Trabajo de Chicago”, dirigió una manifestación de 80 mil trabajadores a través de las calles de Chicago, solicitando la reducción del horario laboral a ocho horas diarias. En los siguientes días se unieron a esta demanda 350 mil trabajadores de toda la Unión Americana, que iniciaron una huelga nacional que afectó más de mil fábricas. La unión de los trabajadores causó mucha alarma entre los industriales y en la prensa, pues vieron en las manifestaciones el inicio de una “revolución”.


Los anarquistas y otros radicales políticos creían que la petición de reducción de jornada era una medida moderada y en un principio no quisieron involucrarse, pero el nivel de convocatoria que logró Albert Parsons convenció a los anarquistas de integrarse al movimiento. El 3 de mayo August Spies, director de un periódico laborista, habló ante 6 mil trabajadores. El grupo de huelgistas se dirigió después a una fábrica cercana, la planta McCormick, a manifestarse. Pronto llegó la policía, abrió fuego y mató por lo menos a un huelgista, hiriendo a muchos más.


La masacre de Haymarket

Los anarquistas convocaron a una reunión masiva en la noche del 4 de mayo de 1886 en el mercado de la ciudad (Haymarket), con el propósito de protestar por la brutal acción policiaca del día anterior. Spies, Parsons y Samuel Fielden fueron los oradores en Haymarket, ante una reunión de 2 mil 500 trabajadores. Cuando la manifestación estaba terminando y empezaba a llover, llegaron al lugar cerca de 200 policías. Mientras la policía pedía que se dispersara la reunión, alguien lanzó una bomba que estalló y mató a un policía. Se armó el alboroto y en la confusión la policía comenzó a disparar, causando la muerte de siete policías y cuatro trabajadores, además de muchos heridos. Nunca se supo quién lanzó la bomba, pero este incidente se tomó como pretexto para perseguir anarquistas y organizaciones laborales a lo largo del país. La policía saqueó hogares de trabajadores y arrestó a muchos de ellos.

Los mártires de Chicago

El 21 de junio de 1886, ocho líderes laborales (Parsons, Spies, Fielden, Schwab, Fischer, Lingg, Engle y Nebee) fueron acusados de conspiración para asesinato por la explosión de la bomba que mató al policía. El juicio, que condenó a siete de ellos a morir ahorcados y a uno a 15 años de cárcel, estuvo plagado de mentiras e incluso el fiscal llegó a pedir al jurado: “Castigue a estos hombres, haga un ejemplo de ellos, cuélguelos y salve nuestras instituciones”. El 11 de noviembre de 1886 fueron ahorcados Parsons, Spies, Fischer y Engel. Louise Lingg, anarquista, se suicidó en prisión y Fielden, Nebee y Schwab lograron conmutar la pena de muerte por cadena perpetua. Más de 200 mil personas asistieron a la procesión funeraria de los líderes muertos.


Hay ocho cuerdas

(Silvio Rodríguez)

Hay ocho cuerdas mecidas al viento,
hay ocho cuerpos mecidos al viento,
hay ocho historias mecidas al viento
de la memoria.


Desde que he muerto
andan juntos los hombres
y las banderas buscando la vida.
Cuántos cadáveres fueron posibles
para que todos miraran arriba.

Hay ocho cuerdas mecidas al viento,
hay ocho cuerpos mecidos al viento,
hay ocho historias mecidas al viento
de la memoria.


Desde que mayo violento hay razones
para salir a la calle en canciones
desde que año del tiempo hay verdugos,
sangre de asfalto y consignas en muros.

Hay ocho cuerdas mecidas al viento,
hay ocho cuerpos mecidos al viento,
hay ocho historias mecidas al viento
de la memoria.


Cuándo empezó la victoria paciente,
cuándo esa águila rompió su huevo
cuándo empezó a comenzar algo nuevo
que con la muerte pagara la muerte.

Hay ocho cuerdas mecidas al viento,
hay ocho cuerpos mecidos al viento,
hay ocho historias mecidas al viento
de la memoria.


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